Bulimia y anorexia

• Bulimia

En la bulimia, son continuas las dietas y la oscilación del peso. Una alimentación crónica en bajas calorías, produce una sensación de hambre que desencadena los ciclos de «atracón y purga».
Los bulímicos a menudo se «atracan» de comida y luego se «purgan» a través de vómitos, abusando de laxantes, o tomando diuréticos. Los bulímicos también ayunan o hacen dietas muy rigurosas después de un «atracón».
Una de cada diez mujeres en edad escolar sufre de bulimia. Para cualquiera que sufra este trastorno de la alimentación, la atención profesional es el mejor camino para su recuperación.
Luisa se sentía triste y se veía gorda. Comenzó la dieta de la luna, como no resultó, empezó otra y luego otra… se empezó a atracar, y luego a vomitar.
Entre la dieta «de la» y «la del», se agarraba «atracones» y vomitaba. Su carácter comenzó a cambiar, no salía con sus amigas , lo único que le interesaba era su cuerpo. Tomaba laxantes, diuréticos, cada vez se sentía más débil, no podía salir del ciclo atracón-purga. Hoy, fue internada de urgencia. Es bulímica. Cuando vomitas… estás vomitando tu vida
Los bulímicos se atracan y vomitan desde una vez por semana a cinco veces por día. Hay otros síntomas observables:
– Constante preocupación por la comida.
– Miedo extremo a aumentar de peso.
– Distorsión de la imagen corporal; se ven gordas frente al espejo y se sienten gordas.
– Piel seca y pelo quebradizo.
– Glándulas inflamadas debajo de la mandíbula como consecuencia de los vómitos, que hace aparecer la cara como más gorda.
– Depresión y cambios de ánimo.
– Fatiga y sudoración fría debido al rápido cambio de nivel de azúcar en la sangre.
– Acuden al baño enseguida después de ingerir alimentos.
– Vómitos autoprovocados, uso de laxantes y diuréticos.
– Rupturas vasculares en la cara o bajo los ojos, pierda de piezas dentales, irritación general del aparato digestivo.

• Anorexia

Frente al ideal de delgadez propuesto en la actualidad por la sociedad, muchos adolescentes inician una dieta estricta. Sintiéndose admirados por su entorno, dejan de alimentarse, adelgazando cada día más.
Un alto porcentaje de adolescentes son anoréxicas y el número se eleva constantemente. Debido a que el trastorno puede ser fatal, las anoréxicas necesitan ayuda profesional para recuperarse. Son los familiares quienes deben estimular a estas adolescentes a empezar un tratamiento.
Los medios proponen un estilo exageradamente delgado como prototipo de la belleza.
Ana se sentía triste y se veía gorda . Decidió, entonces, comenzar una dieta. Todos los días controlaba su peso en la balanza. Su carácter comenzó a cambiar, también su cuerpo. No salía con sus amigas, lo único que le interesaba era su cuerpo. A pesar de los kilos perdidos se seguía viendo gorda. Hoy, fue internada de urgencia. Es anoréxica. La anorexia no es un cuento ¿Te estás muriendo por estar delgada?
Las anoréxicas usan frecuentemente ropas grandes para ocultar su extrema delgadez.
Los síntomas son:
– Depresión. Se las ve retraídas y su máxima preocupación gira en torno a la comida.
– Extrema dependencia a pautas impuestas por otros.
– Exceso de amor a su propio cuerpo haciéndolas olvidar el amor a la vida de relación llevándolas al aislamiento.
– La autoestima pasa por la balanza.
– Insomnio e hiperactividad.
– Cese de la menstruación o postergación de su iniciación.
– Piel seca y fría, con vello en brazos, cara y espalda.
– Distorsión de la imagen corporal: se ven gordas frente al espejo y se sienten gordas.
– Extremada rigidez en su rutina de ejercicios.
– Estrictas reglas de alimentación como no tomar líquidos o no comer sin haber hecho ejercicios antes.
– Lento desarrollo físico y social.


PUBLICADO POR EL DOCTOR EN MEDICINA FELIPE DE URCA.EN PEQUEÑAS SEMILLITAS.

Drogadicción

La drogadicción es una enfermedad que consiste en la dependencia de sustancias que afectan el sistema nervioso central y las funciones cerebrales, produciendo alteraciones en el comportamiento, la percepción, el juicio y las emociones. Los efectos de las drogas son diversos, dependiendo del tipo de droga y la cantidad o frecuencia con la que se consume. Pueden producir alucinaciones, intensificar o entorpecer los sentidos, provocar sensaciones de euforia o desesperación. Algunas drogas pueden incluso llevar a la locura o la muerte.

La dependencia producida por las drogas puede ser de dos tipos:

–       Dependencia física: El organismo se vuelve necesitado de las drogas, tal es así que cuando se interrumpe el consumo sobrevienen fuertes trastornos fisiológicos, lo que se conoce como síndrome de abstinencia.

–       Dependencia psíquica: Es el estado de euforia que se siente cuando se consume droga, y que lleva a buscar nuevamente el consumo para evitar el malestar u obtener placer. El individuo siente una imperiosa necesidad de consumir droga, y experimenta un desplome emocional cuando no la consigue.

Algunas drogas producen tolerancia, que lleva al drogadicto a consumir mayor cantidad de droga cada vez, puesto que el organismo se adapta al consumo y necesita una mayor cantidad de sustancia para conseguir el mismo efecto.

La dependencia, psíquica o física, producida por las drogas puede llegar a ser muy fuerte, esclavizando la voluntad y desplazando otras necesidades básicas, como comer o dormir. La necesidad de droga es más fuerte. La persona pierde todo concepto de moralidad y hace cosas que, de no estar bajo el influjo de la droga, no haría, como mentir, robar, prostituirse e incluso matar. La droga se convierte en el centro de la vida del drogadicto, llegando a afectarla en todos los aspectos: en el trabajo, en las relaciones familiares e interpersonales, en los estudios, etc.

¿Qué lleva a las personas a consumir drogas?

Existen muchas causas y muchos factores. Lo primero que hay que tener en cuenta es que el fenómeno de la drogadicción no es exclusivo de un grupo o estrato social, económico o cultural determinado. El consumo de drogas afecta a toda la sociedad en su conjunto.

En general, el uso de drogas corresponde a un afán de huir de la realidad. Las drogas proporcionan una vía de escape, un alivio temporal a los problemas personales, familiares o sociales. También son una puerta de salida frente al vacío existencial presente en el interior de la persona, el cual la lleva a volcarse en búsqueda de salidas ilusorias que llenen dicho vacío.

Algunos factores que favorecen el fenómeno de la drogadicción pueden ser clasificados del modo siguiente:

v Factores de tipo social: En la actualidad, existe una amplia disponibilidad de drogas, legales e ilegales, lo que hace mucho más fácil el acceso y el consumo de las mismas. Asimismo el amplio tráfico y distribución de drogas ilegales hace que sea fácil obtenerlas. Algunas drogas, como el éxtasis, están «de moda», y prácticamente se puede obtener en cualquier discoteca. También existe mucha desinformación en el tema de las drogas. Algunos sectores proponen la despenalización e incluso la legalización del uso de drogas tales como la marihuana y la cocaína, argumentando que no son peligrosas, al menos no más que el tabaco o el alcohol, que son legales; o que al legalizar la droga el tráfico ilícito y las mafias cesarán de existir. Los medios de comunicación y sistemas educativos favorecen también el consumo de drogas al promover valores distorsionados (el placer y la satisfacción como meta última de la vida, el consumismo, el sentirse bien a cualquier precio, el vivir el momento, etc.) El ansia del joven de pertenecer a un grupo, de sentirse parte de un círculo social determinado, y las presiones por parte de los «amigos», pueden hacer también que el joven se vea iniciado en el consumo de drogas. El consumo puede ser el requisito para la pertenencia a dicho grupo, y una vez dentro se facilita la adquisición y el consumo de sustancias tóxicas.

v Factores de tipo familiar: Los hijos de padres fumadores, bebedores o toxicodependientes son más proclives a tomar drogas que los hijos de padres que no lo son. Un ambiente familiar demasiado permisivo, donde no exista disciplina o control sobre los hijos; o demasiado rígido, donde los hijos se encuentren sometidos a un régimen demasiado autoritario o se encuentren sobreprotegidos, puede también fomentar el consumo de drogas. La desatención de los hijos por parte de los padres, las familias divididas o destruidas, las continuas peleas de los cónyuges frente a los hijos, la falta de comunicación entre hijos y padres, todos éstos son factores que contribuyen a crear un clima de riesgo, donde la droga puede convertirse fácilmente en una válvula de escape. Se ha comprobado que el uso de drogas por parte de los jóvenes es menos frecuente cuando las relaciones familiares son satisfactorias.

v Factores de tipo individual: Muchos factores personales pueden influir en la decisión de consumir drogas. Éstas pueden ser vistas como una vía de escape a los problemas cotidianos; algunas personas las usan como medio para compensar frustración, soledad, baja autoestima o problemas afectivos. En efecto, bajo el efecto de las drogas la persona experimenta un estado de euforia que le hace olvidar los problemas o las limitaciones que tenga. Lo malo es que es una ilusión, y luego de ese estado de euforia viene una frustración incluso mayor que la inicial, lo que lleva a la persona a recurrir nuevamente a la droga. Otros se inician en la droga por curiosidad, o para experimentar sensaciones nuevas ante una cierta apatía, hastío, aburrimiento o incluso sinsentido de la vida. Ante el vacío que experimentan, la droga se presenta como una posibilidad, aparentemente atractiva, de llenar ese vacío.

¿Cuáles son las consecuencias del abuso de drogas?

  • Ø Trastornos fisiológicos y psicológicos: entre los trastornos fisiológicos tenemos el síndrome de abstinencia, convulsiones, cambios en el ritmo cardiaco, deterioro del sistema nervioso central, etc. Entre los trastornos psicológicos tenemos: alucinaciones, tendencias paranoicas, depresión, neurosis, etc.
  • Ø Deterioro y debilitamiento de la voluntad: el drogadicto se vuelve literalmente un esclavo de la droga, pudiendo hacer lo que sea para conseguirla.
  • Ø Deterioro de las relaciones personales: el drogadicto ya no es capaz de mantener relaciones estables, ya sea con familiares o amigos. Muchas veces roba o engaña para poder conseguir droga, lo cual deteriora aún más sus relaciones.
  • Ø Baja del rendimiento en el trabajo o en el estudio. Se llega al grado de abandonar metas y planes, recurriendo a la droga como única «solución».
  • Ø Consecuencias sociales: el drogadicto puede verse involucrado en agresiones o conflictos. Bajo la influencia de la droga se pueden llegar a cometer crímenes tales como robos o asesinatos.
  • Ø Consecuencias económicas: El uso de drogas puede llegar a ser muy caro, llevando al drogadicto a destinar todos sus recursos para mantener el consumo.
  • Ø Etc.

Las drogas no solamente tienen consecuencias negativas para quienes las usan. También se ven afectadas las personas que rodean al drogadicto, especialmente las de su entorno más cercano, como familiares y amigos. No es sólo la vida del drogadicto la que está en juego.

 

¿Cómo prevenir la drogadicción?

No se trata simplemente de prohibir la droga, ni de controlar su distribución. Aunque estas cosas son necesarias, el problema de la drogadicción tiene sus raíces en la sociedad misma. Es por ello que es necesario un compromiso de la sociedad en su conjunto. Padres, maestros, medios de comunicación, instituciones, etc., deben comprometerse a construir una sociedad nueva, donde sean promovidos los valores auténticos, especialmente los espirituales. De no hacerlo así, todas las estrategias de prevención serán inútiles, pues el problema de fondo seguirá existiendo.

Para las personas que ya han caído en el abuso de drogas, no bastan los simples tratamientos médicos, dado que existen otros problemas del individuo que están detrás del hecho de su drogadicción. Es necesario, junto con el tratamiento médico de desintoxicación propiamente dicho, un tratamiento de rehabilitación que haga que la persona redescubra su valor y su identidad más profunda. Este tratamiento no será posible sin la participación del individuo, sin su voluntad de cambiar. El apoyo de la familia y una adecuada asistencia espiritual son también fundamentales para la rehabilitación.

Alcoholismo

Al hablar del alcohol en general, debemos distinguir tres situaciones:

(a) el uso adecuado y bien tolerado;

(b) el uso inadecuado de alcohol sin llegar al conjunto de síntomas (síndrome) que caracterizan al alcohólico; y

(c) el uso inadecuado con aparición de síntomas de dependencia-abstinencia.

La Organización Mundial de la Salud define a la persona alcohólica como “aquel bebedor descontrolado cuya dependencia del alcohol ha llegado al grado de poner en evidencia disturbios mentales o bien a incidir sobre su salud física y psíquica, sobre sus relaciones interpersonales y sobre su actividad normal social y económica; o bien aquél en quien se hacen evidentes los pasos de una evolución hacia tal estado”.

El problema se produce por la elevación de la tasa alcohólica ya presente en la sangre, la cual genera una acción depresiva sobre los centros de control del Sistema Nervioso Central y la consecuente modificación del comportamiento; esta turbación dura hasta que la tasa de alcoholemia desciende por la eliminación del alcohol por obra del organismo; la duración de estos efectos oscila entre las 24 y las 48 horas. La eliminación es realizada principalmente por el hígado; el cual empieza a quedar comprometido por el exceso de alcoholemia, siendo cada vez más difícil su metabolismo y se va requiriendo una cantidad siempre menor de alcohol para determinar la elevación de la tasa de alcoholemia.

 

Consecuencias de la adicción

Entre las consecuencias más notorias del alcoholismo se señalan generalmente daños a la salud de la persona dependiente (patologías gastroenterológicas como daños del hígado y páncreas, en la cavidad oral y en el esófago, estomago, intestino; alteraciones hematológicas; daños neuropsiquíatricos como el llamado delirium tremens, demencia alcohólica, síndrome o psicosis de Korsakoff; daños en el equilibrio neuroendócrino; e incluso la misma muerte del individuo) y daños sociales (en los hijos: fetopatía alcohólica[1]; en la familia y el matrimonio: miserias familiares, problemas graves en la relación conyugal; y criminalidad).

Las causas del alcoholismo crónico

Pueden indicarse muchos factores, que sumados, ayudan a entender el problema: a veces es causado por problemas hereditarios (lo que, si bien no explica una enfermedad, al menos revela cierta inclinación hacia ella); problemas psicológicos (que son, en realidad, problemas potenciales, es decir, no son determinantes); problemas culturales y ambientales (los ejemplos vividos dentro de la propia familia, la falsa publicidad, las depresiones causadas por problemas de trabajo, frustraciones afectivas; también hay que indicar en muchos casos las tendencias culturales, etc.); pero en realidad el alcoholismo es un problema de raíces múltiples que exige un tratamiento muy radical y urgente.

Uno de los dramas más graves de nuestro tiempo es la difusión del alcoholismo entre los adolescentes (14-17 años) y es allí donde principalmente  se deben enfocar los esfuerzos sociales y religiosos. Informes de los últimos años dan datos alarmantes de este problema: desde 1981 hasta fines del siglo (menos de 20 años) se quintuplicó el consumo de algunas bebidas (como la cerveza) entre los jóvenes, y bajó la edad en que empiezan a beber a ¡11 años de edad![2]; y esto afecta también a las jóvenes, las cuales se inician en la bebida entre los 12 y los 13 años, creciendo en los últimos años el consumo entre las adolescentes argentinas un 150%.[3] Generalmente para muchos jóvenes el alcohol es la puerta para ingresar al mundo de las drogodependencias.

Soluciones

La solución a todo este problema implica un cambio cultural y en muchos casos una profunda conversión de las sociedades y de los individuos. Es claro que el gran trabajo en este campo es la prevención; si no se quiere llegar a un problema de adicción, el alcohol debe ser usado con moderación, regulado por las virtudes de la prudencia y de la templanza, lo cual implica un parámetro desigual, según las personas. Entre las prevenciones de la adicción al alcohol, una de las más importantes es simplemente evitar las “ocasiones de beber”, evitando malas amistades, y evitando malos ambientes donde es común el abuso de alcohol (boliches, espectáculos públicos).

Cuando el uso del alcohol se ha vuelto ya adictivo, en cambio, no queda otra vía que: (a) el control estricto del beber a través de la abstinencia y (b) el reemplazo total de los modelos adictivos con comportamientos satisfactorios para pasar el tiempo que puedan llenar el vacío que se crea cuando se ha dejado de beber.

Un sistema de amigos, una comprensión del grupo sobre el alcoholismo y el perdón de las recaídas son los métodos estándar de Alcohólicos Anónimos para aumentar la autoestima y aliviar un sentido de aislamiento. El sistema de los “Doce Pasos” de Alcohólicos Anónimos hacia la recuperación, incluye un componente espiritual que puede disuadir a las personas que carecen de convicciones religiosas. El rezo y la meditación, sin embargo, han sabido ser de gran valor en el proceso de curar muchas enfermedades, aún en las personas sin creencias religiosas específicas.


[1] El alcohol se configura como una de las sustancias teratógenas capaces de producir malformaciones en el feto, aumentando malformaciones; retardo del crecimiento pre y post natal, disfunciones en el sistema nervioso central –retardo mental, depresión–, anomalías cráneo-faciales, anomalías en los ojos, orejas, boca, problemas cardíacos, etc.

[2] “Los chicos empiezan a tomar a los 11 años”, en La Nación, 17 de noviembre de 2003.

[3] “Las chicas toman cada vez más alcohol”, en La Nación Line, 8 de febrero de 2003.

Alcoholismo

d

Síndrome postaborto

El síndrome post-aborto es el nombre que se da en medicina a las perturbaciones emocionales y psíquicas que experimentan las mujeres que han abortado. Es un conflicto que se crea en la mujer entre su papel de madre y el papel que desempeña en la destrucción de la vida de su niño no nacido. Este conflicto puede darse en  otros miembros de la familia (padre, abuelos) y allegados en sus respectivos roles después del aborto.

Los síntomas más frecuentes del Síndrome post-aborto son:

  • Depresión, con riesgo de suicidio.
  • Ansiedad.
  • Sentimiento de culpa.
  • Empeoramiento del cuadro psiquiátrico que existía con anterioridad.
  • Trastorno de la conducta; muchas veces como escape se hace uso del alcohol, drogas.

En algunos casos, en forma gradual y progresiva, se va desarrollando un rechazo a las relaciones sexuales con la pareja. Esto ocurre con más razón si el aborto se lo practicó presionada por él y teme que si de nuevo sale embarazada, la pareja vuelva a presionar y se repita el aborto. A veces estas crisis, en personalidades que no están bien balanceadas pueden desencadenar enfermedades mentales. También se da muy frecuentemente la depresión de aniversario, que se sitúa alrededor de la fecha del posible nacimiento o alrededor de la fecha del aborto.

Los rasgos centrales de este síndrome, son la negación y la represión. Este mecanismo psicológico de protección habitualmente funciona bien al principio, pero tarde o temprano (a veces más de 10 años después), ya no pueden manejar su situación emocional. La culpa es casi una constante, a menudo acompañada de vergüenza, pobre autoestima y posteriormente depresión. Insomnio, pena y desesperanza, pesadillas y tendencia a revivir el hecho son parte del cuadro. El suicidio, es el desenlace más grave de algunos casos que no logran superar la crisis desencadenada.

Para lograr la curación, los datos de investigación disponibles hasta el momento señalan la necesidad de:

a)    Admitir que la paciente fue partícipe de la muerte de su propio hijo.

b)   Experimentar pesadumbre por la pérdida.

c)    Buscar y aceptar el perdón de Dios.

d)   Perdonarse a sí misma.

De acuerdo con los datos conocidos, el 80% de las pacientes con síndrome post-aborto no pertenecían a ninguna Iglesia y la mayoría sabía muy poco del desarrollo fetal para la época en que fueron sometidas al Aborto. Un dato significativo es, quizá, que la curación de estos casos fue posible en parte por alguna forma de experiencia espiritual de perdón[1].

«Es más fácil sacar al niño del útero de su madre, que sacarlo de su pensamiento».

Prof. Willke


[1] Willke, J. y B. Aborto, preguntas y respuestas. Ed. Bonum.1992.Pag.133.